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Avena con Nanafunga

Cacao & Adaptógenos

El Cacao de Chiapas: Raíces Ancestrales y Alquimia del Nuevo Tiempo

En las montañas de Chiapas, donde el sol despierta entre ceibas y ríos cantores, el cacao ha sido desde tiempos inmemoriales un regalo de la tierra. Los mayas lo llamaban k’akaw, y lo consideraban sagrado, un alimento reservado para chamanes, guerreros y nobles. En cada semilla habitaba la memoria del bosque, la fuerza del jaguar y la dulzura de la madre tierra.

Las abuelas molían el cacao con metate, combinándolo con especias y hierbas que potenciaban su energía. En las ceremonias, bebían el chokola'j – el verdadero chocolate –, una pócima espesa que despertaba el espíritu y fortalecía el corazón. “El cacao es un puente”, decían los ancianos, “conecta el cuerpo con el alma, la tierra con el cielo.”

A lo largo de los siglos, el cacao viajó por el mundo, entrelazándose con otras tradiciones medicinales. De los bosques de América a los monasterios de Europa, de los rituales indígenas a las farmacopeas orientales, su poder fue reconocido por sabios de diversas culturas

La Alquimia del Cacao y los Hongos Adaptógenos

Hoy, en nuestra cocina, seguimos el legado de las abuelas, pero también abrazamos los saberes de otras tierras. Hemos aprendido de la selva, de la montaña, del desierto. Así, el cacao chiapaneco se encuentra con los hongos adaptógenos, medicina de bosques y tundras lejanas.

Los hongos han sido utilizados por chamanes siberianos, monjes taoístas y sanadores de los Andes como aliados del equilibrio y la vitalidad. Reishi, melena de león, cordyceps, chaga... cada uno con su propio espíritu, su propio rezo. Al unirlos con el cacao, creamos una bebida que no solo nutre, sino que sana y transforma.

Pero esta fusión no solo se bebe, también se come. En nuestra cocina, hemos creado una receta especial: una avena cocida con cacao sagrado y hongos adaptógenos. Un alimento cálido, reconfortante y lleno de vida.


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Nuestra Receta: Avena Cocida con Cacao Sagrado y Hongos Adaptógenos.

Cada mañana, cocinamos la avena a fuego lento, dejando que absorba la esencia de la tierra. Le añadimos cacao puro de Chiapas, un toque de jengibre, ralladura de limón y un endulzante natural como piloncillo o miel de monte. Luego, incorporamos hongos adaptógenos en su justa medida, honrando el equilibrio de la naturaleza.

Servimos esta mezcla en tazones de barro, decorada con frutos frescos, nueces y semillas, y antes de probarla, cerramos los ojos para agradecer. Porque no es solo comida; es una medicina, un acto de amor, un rezo de gratitud a la vida.

Receta


Ingredientes

  • 🥣 1 ½ tazas de avena
  • 🌿 3 cm de jengibre fresco, rallado
  • 🍋 Ralladura de 1 limón
  • 🍯 4 cucharadas de piloncillo rallado
  • 🍫 Cacao preparado:
    • 1 litro de agua o leche de tu preferencia
    • 5 cucharadas de cacao Nanafunga con hongos adaptógenos
  • Toppings
  • 🍓 Fresas frescas en rodajas
  • 🌰 Nuez troceada
  • 🌿 Almendras picadas

Preparación

  • 1️⃣ En una olla, calienta el cacao preparado (con agua o leche) a fuego bajo.
  • 2️⃣ Agrega la avena y remueve con una cuchara de madera, permitiendo que absorba la esencia del cacao.
  • 3️⃣ Incorpora el jengibre rallado, la ralladura de limón y el piloncillo. Cocina a fuego bajo, removiendo constantemente hasta obtener una textura cremosa (aproximadamente 10-15 minutos).
  • 4️⃣ Sirve en un tazón de barro y decora con fresas, nueces y almendras troceadas.
  • 5️⃣ Respira profundo, agradece y disfruta cada bocado con conciencia
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